¿Sabes? Hoy es otro de esos días en los que echarte de menos no es una opción, sino una costumbre.
Un día lluvioso, en el que, de forma algo estúpida,para acompañar, se pone música con el mismo estado de ánimo que el tiempo, y lo único que te da por hacer es ponerte a recordar tiempos pasados y probablemente mejores, con alguien que ya no está a tu lado, y no ves la forma en que podría volver algún día.
Y entonces te das cuenta de cómo extrañas sus tonterías, sus comentarios, su sonrisa, e incluso sus borderías y su mal humor; que le echas de menos a él.
Y tus ojos acaban húmedos, tal y como el ambiente en el exterior, y terminas deseando poder volver atrás en el tiempo y retenerle algo más. Para pasar más tiempo con él, no dejar de mirarle mientras está cerca, y seguirle con la mirada, esperando que se dé la vuelta y vuelva, cuando se está yendo.
Y deseas con toda tu alma que, por casualidad, o por el mismo motivo que tú, piense también en ti, y te llame o te hable para que todo pueda estar como antes.
Y, a pesar de que sabes perfectamente que nada de eso volverá a pasar, continúas aferrándote a esa mínima posibilidad de que se sienta como tú y te eche de menos.
S#