Las cosas se tuercen. Nada pasa como nos gustaría.
Lo que es una pena, claro, porque en tu mente había una historia -o miles- completamente perfectas.
Y resulta un poco decepcionante. Porque al fin y al cabo, lo que tú imaginabas
Entonces te das cuenta de que esas escenas que tanto esperas que te pasen, como las del cine, no van a pasarle a nadie en la vida real. Que es prácticamente imposible que cuando estés a punto de subir a un tren o a un avión deseando que éste no parta nunca y puedas quedarte con la persona que quieres, aparezca dicha persona corriendo y gritando tu nombre por toda la estación y os quedéis juntos.
Y pasas de estar imaginando esas escenas irreales pero preciosas a sólo pensar que lo que está por venir va a ser siempre malo.
Porque todo lo que tenías bueno ya se ha ido a pique, así que, qué vas a esperar.