Por cómo encaja mi cabeza en el hueco de tu hombro,
por cómo te mueves con mi voz, con cada una de las ondas que emito,
que te hacen vibrar como el agua al ritmo de los tambores.
Por cómo cada una de las notas que emite mi garganta van dirigidas a ti sin querer.
Por cómo cada canción resulta un himno a tu boca.
Vuelve, porque en éste océano de soledad,
prefiero ser el pequeño pez que el gran tiburón blanco devora
a un simple coral que morirá solo porque no tiene luz ni oxígeno suficientes,
por la oscuridad que se crea a mi alrededor,
que no se va,
que no me deja respirar,
que me hunde en lo más recóndito de mi ser y me encierra ahí,
rodeada de recuerdos que no se repetirán,
de yos pasados que me miran y se ríen de mi,
y me echan en cara su felicidad y mi cobardía.
Quédate porque necesito saber que valgo algo,
y el único juez posible eres tú.
C#
No hay comentarios:
Publicar un comentario