Cuando estás tumbado en mi cama, si miras a la ventana, ves un cachito de cielo. No es un pedazo enorme ni suele estar lleno de estrellas, pero es cielo. Por las noches veo más que inmensidad y astros cuando miro ahí arriba. A veces veo recuerdos, generalmente los más bonitos que tengo. Y es horrible porque aunque sientes la felicidad que sentiste en su momento, piensas que ahora tu felicidad es mucho más pequeña. El verano cambia las cosas, ni para bien, ni para mal, pero las cambia. La distancia muestra quiénes somos, cómo somos y cuánto nos importan nuestros supuestos seres queridos. Supuse que me quería como yo a él. Supuse también que las palabras eran innecesarias para explicar lo que teníamos. Estaba equivocada.
Hay una cierta diferencia entre un "eres importante para mí" y un "te quiero". Para la mayor parte de la población van unidas de la mano, para otra pequeña porción, en la cual me encuentro, significa que eres importante, sí, pero no correspondida.
Siento que la espera es inútil. Que dos años a tu lado no han sido suficientes para que te des cuenta de que soy lo que necesitas. Dices que me echas de menos, pero no propones soluciones. No paras de pedir perdón y de decir que hemos de hablar las cosas pero no me dices dónde ni cuándo. Yo también tengo miedo a las conversaciones incómodas, pero si la que la ha cagado soy yo, asumo mi culpa e intento solucionarlo.
Odio los malentendidos porque los recuerdos bonitos de mi cachito de cielo siempre van seguidos del dolor que supone perder a alguien que se quiere. Por lo tanto, he decidido que a partir de ahora dormiré de espaldas a la ventana, sabiendo que hay cosas felices a mi espalda, sí, y sus consecuencias también, pero que no hay que revivirlas, porque son cosas del pasado.
C#
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